Mi campaña

Hay cosas de la discapacidad que me hacen sentir como ese hombre enfrentando los tanques en Tiananmen, se acuerdan?

No digo por la peligrosidad, sino por la desproporción de fuerzas y tamaños. Uno se siente un David pequeñito, con muchas cosas para explicar, contra una sociedad Goliat que no escucha razones porque no le interesa.
Una de esas cosas es tener que enojarme porque los lugares de estacionamiento reservados para personas con discapacidad estén ocupados por vehículos que, al menos, no tienen la oblea que los identifique como los usuarios naturales de estos espacios. Siempre puede caber la duda de que las personas ocupantes del vehículo sí tengan el derecho de usarlos, pero no tengan la oblea. Pero varias veces he visto que los usa cualquier persona, sin ningún tipo de discapacidad, dificultad motriz temporal, ni impedimento alguno. Gente común y corriente, que se alegra de encontrar un lugar bien cerquita de la puerta del lugar al que se dirigen, y a quienes el símbolo de la silla de ruedas les importa muy poco. Creo que la conciencia de estas personas debe ser mucho menos tirana que la mía, que no me deja ocupar estos sitios si no voy con Salvador en el auto, aún cuando esté haciendo un trámite para él. Si no voy con él, no me importa tener la oblea pegada en mi parabrisas, la persona con discapacidad no está conmigo, no estaciono allí.
Muchas veces he pensado en escribir una notita para los usuarios despreocupados, pero uno siempre anda con los minutos contados, no hay tiempo de esto.
Hace unos días, ví algo publicado que me vino a dar la solución a esta situación:

Es graciosa, no? Me encantó la idea de tener de estas notitas siempre a mano, para pegarlas cuando haga falta. Aunque el texto puede llegar a ser un poquito agresivo para mi gusto.
Después me enteré que un instituto de rehabilitación en Buenos Aires había hecho imprimir "multas" con el mismo sentido de estas notitas. Multando moralmente al conductor despreocupado que ocupa los estacionamientos o tapa las rampas de acceso a las veredas.
Así que decidí que voy a imprimir mis propias notas (todavía no he tenido tiempo de hacerlo), para llevarlas siempre conmigo y hacerle saber amablemente a esa persona, que su viveza criolla, puede amargarle el día a otra, aunque esta sea una dificultad menor frente a todas contra las que batallan las personas con discapacidad día a día.
Otra cosas relacionadas que se me ocurrieron y que me gustaría que me den su opinión:

  • ¿Sería bueno poner una forma de contacto (e mail, por ejemplo) para que la persona pudiera pedir disculpas y prometer no volver a hacerlo? O quizá mencionar una página web o el blog, para que pueda dimensionar cómo es la vida diaria de este a quien le complicó el día?
  • Si se mandaran a imprimir una buena cantidad de estas notitas, se podrían ofrecer a los amigos para que ellos también formen parte de la campaña. Puede ser en forma gratuita, o podrían cobrarse a precios mínimos, pero de esta forma recaudar fondos para alguna entidad que los necesite.

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