Peligra un pesebre viviente

Breve explicación cómo para que se entienda mejor cómo me sentí, cuando sucedió la que cuento después:
Nuestra formación es cristiana, católica para ser más precisos, sin fanatismos. De niños recibimos los sacramentos, fuimos a la iglesia esporádicamente. Con los años nos cuestionamos algunas cosas, sobre todo sobre quienes representan a la iglesia, y pasamos por diferentes etapas: algún enojo, indiferencia, rebeldía, etc. Más adelante, cuando tuvimos que pasar por etapas tan fuertes y marcadoras como el nacimiento de Salvador, muchos aspectos de nuestra espiritualidad se vieron muy reforzados. No específicamente lo religioso, lo ritual católico, hablo de la Fe. Hay que ser muy duro para no ver que realmente las oraciones, los buenos pensamientos, las cadenas de oración, las buenas acciones y el positivismo de mucha gente hizo un gran trabajo. Más adelante hemos seguido profundizando algunas búsquedas personales, y hoy puedo decir, a nivel estrictamente personal, que la búsqueda nunca va a terminar, está en la esencia del ser humano. Como muchos, creo que estoy todavía construyendo mi propia religión, con mi base cristiana, y aportes espiritualistas diversos pero de similar esencia, algunos innatos, que están en mi forma de ser, como la resiliencia; otros que me llegaron como ayuda en el momento difícil, como el Reiki; otros que llegaron más adelante, como Deepak Chopra (aunque no lo comparta en la totalidad), El Secreto (Rhonda Byrne) y para el futuro muy próximo quiero leer El Método, de Lita Donoso y profundizar ciencia noética. Todo se trata de lo mismo, y en lo que creo firmemente: sanación (física y mental) a través de la psicología positiva, ley de atracción, etc.
Pienso que cada creencia o ritual puede aportarnos algo positivo y eso es lo que trato de rescatar, principalmente del cristianismo, porque es en lo que he sido criada, pero no niego ni rechazo ninguna creencia de otras personas, sobre todo porque en su gran mayoría todas las religiones se basan en lo mismo: amor, respeto, ayuda.
Por eso cuando llegan fechas especiales como la Navidad, me gusta recuperar lo que en esencia tienen para aportarnos, un momento de paz para reflexionar, con toda la simbología del nacimiento, la esperanza, la promesa del cambio. Me gusta una celebración con comida sencilla y en familia, sin poner el acento en lo glamoroso, en lo material o en los regalos. Detesto la pirotecnia, no veo qué es lo que tiene que ver con la Navidad. Este año, gracias a mi amiga Nidia, tenemos un calendario de Adviento, con pequeñas acciones diarias para ir preparándonos espiritualmente: un pequeño sacrificio, una oración por alguien que lo necesite, sonreir, reconocer los méritos de otro, perdonar, etc.
(Dije que iba a ser breve? Perdón, no se puede resumir tanto, o no se entiende)
Bueno, el hecho es que esta semana tocó el timbre una vecina que no conozco demasiado, en realidad era la primera vez que hablaba con ella. Es la única señora mayor en toda nuestra cuadra, de familias jóvenes (me incluyo, me incluyo!), todos con niños en escuela primaria. A la buena señora se le ocurrió la idea de armar un pesebre viviente con todos los niños de la cuadra que quisieran participar. Me pareció buena idea, pero, conociendo el paño, antes de aceptar le pregunté a Agus, delante de la señora. Nos miró un segundo, encogió un hombro y dijo "Bueno", sin darle mayor importancia. Y entonces lo ví, que se venía con una de las suyas:
-Pero les aclaro una cosa-dijo, levantando un dedo amenazante-"el diablo existe".
La miré de reojo a Catita, que así se llama la señora, por si salía corriendo, pero seguía allí, la sonrisa un poco congelada.
-Estos chicos ven muchos dibujitos...-empecé a explicar.
-Mamá!-me gritó, sin dejarme seguir-Te lo digo de verdad, no eran dibujitos, lo vi en el Discovery Channel, van a dar un programa explicando del ángel que se arrepintió de ser ángel y todo eso. Es verdad. Existe lo bueno y existe lo malo.
Mi hijo, que aparentemente es tan vivo, cuándo aprenderá que, a veces, cerrar la boca es lo más inteligente que se puede hacer?
Me dejó tratando de hacer que Catita no se preocupara porque su pesebre se pudiera arruinar, mientras él se iba a comprar golosinas a la esquina. (Le hubiera dado permiso hasta para manejar el auto con tal de que desapareciera de la vista de la amable señora).
Ayer, cuando íbamos al primer ensayo del pesebre me insistía en que tendría que haber un diablo, o alguno de los malos, para que fuera más entretenido. Le empecé a explicar que cuando nació Jesús no estaban los malos, sólo sus padres, los pastores con sus animales, los Reyes Magos, etc.
Lo pensó un segundo, y me dijo:
-Ah sí, y porque no nació en su casa? No te acordás de Herodes?
Esta historia continuará, y espero que sea bien.

Comentarios

  1. Jajajajaj muy divertido tu relato, pobre señora, debe haber quedado helada con el comentario de Agus, pero bueno así son los niños, me encanta tu enano y sus travesuras, esperemos que la historia del pesebre llegue a buen fin :)..

    ResponderEliminar
  2. jajajajaja... yo he sido un poco cobarde!!
    Porque mis enanas dijeron que si querían participar, pero yo las conozco y temo un "pánico escénico" en el momento preciso...

    El próximo año será!

    No dejes de contarnos, estoy ansiosa por ver como reacciona Agus.. :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

En bancarrota

Salvavidas para necesidades especiales. Parte 2

Salvavidas para necesidades especiales. Parte I